Aquí lo dije desde el 6 de junio del 2021, cuando resultó electo como gobernador de Sinaloa.
Dije que el de Rubén Rocha Moya era el primer “narco-gobierno” estatal y que el mandatario electo sería el primer “narco-gobernador”.
Dije que Rocha Moya “ganó” en medio de una clara “narco-elección”, en donde la misma noche en la que Rocha se declaró ganador, el derrotado candidato del PRI aceptó el resultado, pero exigió dejar en libertad a un millar de operadores políticos, funcionarios de casilla y militantes que fueron secuestrados durante el proceso electoral.
En otras palabras, desde aquel 6 de junio del 2021, todos sabían que grupos criminales –como el de sinaloense–, habían incursionado de manera exitosa en la política y en los procesos electorales, hasta imponer a sus “narco-gobernadores”, como el mandatario estatal de Sinaloa.
Pero lo curioso del tema es que Rocha Moya fue impulsado como aspirante al gobierno de Sinaloa desde Palacio, por el propio presidente, López Obrador, quien es el aliado número uno de los cárteles del crimen organizado en asa entidad.
Más aún, en su discurso de toma de posesión, Rocha prometió “no perseguir a nadie”, en un claro mensaje a sus aliados del Cártel de Sinaloa.
Y por eso, desde el 6 de junio del 2021, Obrador defiende “a capa y espada” al “narco-gobernador” de Sinaloa, al extremo de que en la más reciente crisis de seguridad y violencia en Sinaloa –hasta ayer eran cuatro días consecutivos de violencia criminal en Culiacán–, nada ha dicho López, mientras que el “narco-gobernador” justifica lo ocurrido como si se tratara de algo menor.
Pero, eso sí, canceló la ceremonia de “El Grito de Independencia” a causa de la violencia.
En pocas palabras, Sinaloa es el mejor ejemplo de la tragedia de ingobernabilidad que viviremos en el espurio gobierno de “La Señora Presidente”; una de las peores etapas de la historia producto de la falta de gobierno y del imperio de los grupos criminales.
Por eso, de nueva cuenta debemos recurrir al incómodo “se los dije”.
Y es que, en el Itinerario Político del 15 de febrero de 2017 –hace siete años–, titulado: “¿Financia el narco a Morena?, dije que, de llegar al poder, López Obrador sería un claro “narco-presidente”.
Así lo señalé: “Luego del crimen de los 43 de Iguala –en Guerrero–, pregunté si el narcotráfico y el crimen organizado estaban vinculados con el financiamiento del naciente partido Morena, de AMLO.
“La interrogante era obligada –a pesar de miles de mentadas de madre y que abundaron las amenazas de muerte–, porque en Iguala y en todo Guerrero solo AMLO no sabía que los Abarca –el alcalde en funciones y su esposa, candidata de Morena a sucederlo–, eran los jefes reales de la más poderosa banda criminal del estado.
“Y es que como aquí lo documenté en su momento —con textos, videos y audios—, en sus últimas decisiones como jefe real del PRD, López Obrador impuso a José Luis Abarca como candidato amarillo a la alcaldía de Iguala, a pesar de que parte del pueblo sabía y exigía a gritos que no metiera al narcotráfico al PRD.
“Obrador no escuchó y tampoco hizo caso a las exigencias de la gente. Impuso a los Abarca y el resto de la historia todos la saben.
“¿Por qué López Obrador no escuchó y por qué impuso a José Luis Abarca, a sabiendas de que la esposa de éste era parte de la más poderosa familia criminal en Guerrero?
“La respuesta la saben todos en el PRD, pero pocos se atreven a hablar del tema. Los Abarca fueron protegidos por López porque financiaron el activismo de AMLO en la construcción del naciente partido Morena.
“Y cualquiera podría preguntar: ¿Y las pruebas? Y, en ese caso, la respuesta sería la misma de Bejarano en el escándalo de las ligas: López Obrador sabe todo, “pero no es tonto”.
“Y viene a cuento el ejercicio memorioso, porque el pasado fin de semana, durante su campaña presidencial ilegal por Nayarit, el tabasqueño calificó de “masacre” el enfrentamiento acontecido el pasado jueves en Tepic, donde un operativo de las Fuerzas Armadas abatió a 16 integrantes del Cártel de los Beltrán Leyva, entre los que se encontraba Juan Francisco Patrón —alias El H2—, líder del grupo delincuencial.
“Sin pruebas, Obrador acusó a las Fuerzas Armadas de “ajusticiar” a los delincuentes en lugar de detenerlos y dijo que la mayoría de las “víctimas” eran jóvenes, a quienes “la política neoliberal les canceló el futuro y los empujó a tomar el camino de conductas antisociales”.
“El ilegal candidato presidencial no perdió la oportunidad de transformar su defensa de los delincuentes en un acto de campaña anticipada. Prometió que cuando triunfe Morena “se acabará la guerra” y afirmó que, en lugar de “enfrentar la violencia con violencia”, se apoyará a los jóvenes, se impulsará el campo y habrá trabajo para todos.
“El populismo con idénticos recursos discursivos de Chávez y Maduro en Venezuela, de Evo Morales en Bolivia, de Cristina Fernández en Argentina y con un rancio tufo del viejo PRI. Es decir, por decreto y por un deseo divino los males se transformarán en bondades y ¡todos a vivir en el reino del amor!
“Pero más allá del populismo discursivo, lo cierto es que aparecen puntos convergentes entre los afanes de AMLO por imponer a los Abarca en Iguala y la defensa del crimen organizado en Tepic.
“¿Por qué razón, de manera repentina, López Obrador aparece como defensor del crimen organizado que campea en Nayarit? ¿Por qué López inventa mentiras monstruosas sobre la supuesta muerte de niños o jóvenes por parte de las fuerzas federales?
“¿Por qué el cuento de que los criminales fueron ejecutados, antes que pedirles permiso y perdón para ser detenidos, a pesar de que recibieron a balazos a los marinos?
“La respuesta tiene una explicación en un sector de la prensa local y en testimonios de periodistas regionales que, en redes y en portales, han documentado la abundancia de dinero en la campaña de Morena; la repentina aparición de modernas y costosas camionetas al servicio de Morena que recorren pueblos y rancherías regalando todo tipo de despensas y enseres.
“¿Quién, en un estado dominado por el narcotráfico, financia a ese partido? ¿Por qué la defensa incondicional de AMLO a las bandas criminales de Nayarit y de otras entidades?
“Por eso la pregunta: ¿Hasta cuándo el gobierno federal revelará si existen nexos del narco con células de Morena? Al tiempo”. (FIN DE LA CITA)
Hoy queda claro que el de López Obrador es un “narco-gobierno” federal y que entidades como Sinaloa son territorios en manos de las bandas del crimen organizado.
¿Les quedó claro?
¡Se los dije!
Al tiempo.
Fuente: Grupo Es Noticia