Columna de Opinión de Alan Sayago Ramírez
La Navidad ya está aquí, en este diciembre, todos viviremos una Navidad distinta y, definitivamente, extrañaremos el famoso maratón Guadalupe -Reyes, derivado del COVID-19 seguimos teniendo limitaciones en nuestras vidas. Con el fin del estado de alarma y la llegada de la ‘nueva normalidad’ en los meses pasados, muchos empezaban a ver una luz al final del túnel.
A más de nueve meses Los casos confirmados de covid-19 en el mundo pasaron hoy la barrera de los 75 millones de contagios, tras registrarse un nuevo récord de casos diarios, que fueron casi 800 mil, donde Brasil, Colombia y México son los países latinoamericanos con el mayor número de casos acumulados en los últimos siete días.
Aunque, dado todo lo acontecido en el transcurso del año, esta vez será muy diferente esta navidad, habrá bastantes sillas vacías en las mesas que se prepararán en los próximos días, desempleo, caída de la economía, déficit público y sobre todo una gran desigualdad. Por lo que la Navidad de este año, aunque distinta, llegará puntual en unos días.
Hoy me hace recordar un refrán popular,” Por Navidad, cada oveja a su corral”, donde debemos entender que las reuniones sociales con más de ocho personas representan un importante riesgo de contagios de COVID-19, para evitar que siga el alza en el número de contagios y muertes durante la parte final del año, es recomendable no organizar ni participar en reuniones, sobre todo si se vive con personas mayores de 50 años o pertenecientes a grupos vulnerables por edad o por salud.
Está claro que la crisis económica y sanitaria nos ha golpeado con intensidad, a unos más que a otros, es momento de valorar la salud, este año, al igual que otros, empezó cargado de ilusiones y propósitos renovados, pero ahora somos bastantes los que estamos deseando su fin, en la medida en que va a quedar marcado en la vida de todos.
Por la nueva normalidad echaremos de menos, los abrazos, esos que saben a vida, esperanza, que te encogen y te renuevan, tenemos que apelar a la prudencia, porque los abrazos seguirán existiendo, solo están aplazados, y cuando lleguen serán aún más intensos, nos reconfortaran como si no hubiera mañana. Hasta que esto suceda nos quedan los mensajes que podemos transformar en abrazos a corta distancia, al igual que las palabras que curan, los compromisos y los gestos.
“Sí, porque aun cuando sea un tiempo de festejos y de unión y reunión, no se debe bajar la guardia sino practicar lo que nos ha enseñado el COVID-19: ‘si yo me cuido, también te cuido’ porque es mi deber no solo pensar en mí, sino en los otros; y si los demás están bien, yo también”. No bajen la guardia, cuídese y cuide a los suyos. Celebre estas fiestas en la intimidad de su hogar y con medidas sanitarias estoy seguro que en un futuro volveremos a abrazarnos, aunque sea sin olvidar los últimos meses vividos y con las ilusiones que hemos soñado durante el año.
Alan Sayago Ramírez
Activista Social, licenciado en Derecho y Maestro en política y gestión pública.
Redes Sociales: @alansayagor
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