- Juan Ortiz Escamilla, secretario Académico de la UV, habló sobre la violencia que impera en el país derivada del narcotráfico
- Impartió charla en la 4ª Edición de la Escuela de Primavera “Violencia en la ciudad y acción pública”
- La dirigió a estudiantes de Colombia, México, Brasil y Francia que harán visitas de campo a colonias marginadas de Xalapa
Claudia Peralta Vázquez
Fotos: Luis Fernando Fernández Carrillo
09/05/2023, Xalapa, Ver.- Juan Ortiz Escamilla, historiador e investigador de la Universidad Veracruzana (UV), expuso la situación de violencia que se vive en colonias marginadas de ciudades de México, engrosadas por el desplazamiento de habitantes de zonas rurales en busca de una mejor calidad de vida.
En su participación dentro de la 4ª Edición de la Escuela de Primavera “Violencia en la ciudad y acción pública: Perspectivas cruzadas Francia-América Latina”, el también secretario Académico de la UV dictó la charla “El ejército mexicano. De la violencia de Estado a la criminal”.
Ésta la dirigió a académicos, investigadores y estudiantes de Colombia, México, Brasil y Francia, a manera de contextualización, previa a las visitas que durante tres días realizarán a colonias de la periferia de la ciudad de Xalapa, como parte de las actividades del encuentro desarrollado del 8 al 14 de mayo.
Cabe resaltar que la Escuela de Primavera es organizada por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), en coordinación con el Instituto de Investigación para el Desarrollo (IRD, por sus siglas en inglés), y la UV.
En el auditorio del CIESAS-Golfo, Ortiz Escamilla dijo que para abordar y entender lo que los jóvenes estudiarán en las zonas marginales de la Xalapa existe un antecedente.
Por ello, dividió su presentación en tres partes: el ejército y el Estado benefactor; la guerra sucia y violencia de Estado; y la violencia criminal como problema internacional.
A partir de estos tres ejes tendrán una mayor claridad de los fenómenos sociales que observarán en las colonias populares, formadas a partir del desplazamiento de los campesinos a las ciudades.
“No sólo es un fenómeno de la capital del estado de Veracruz, sino mundial”, expresó el historiador.
Comentó que si algo caracterizó a los años posteriores a la Revolución Mexicana, fue la creación de organismos y leyes para favorecer a los campesinos, obreros y clases populares.
Durante este periodo conocido como “Estado benefactor”, se cumplieron las demandas sociales, sobre todo lo relacionado con el reparto agrario, que eran de las necesidades más sensibles en ese entonces.
Junto con las leyes dictadas para proteger a los obreros, también se favoreció la creación de escuelas, puesto que en 1920 había altos índices de analfabetismo y grandes carencias de servicios sociales y de salud.
Con respecto al campo, además del reparto agrario se crearon empresas paraestatales cuyo beneficio consistió en el otorgamiento de créditos y la creación de toda una infraestructura social de apoyo a los campesinos.
Las campañas de salud para atender y erradicar enfermedades propias de esa época como la poliomielitis, también fueron una realidad, en tanto el ejército cooperaba en la construcción de escuelas, hospitales y demás.
“Fue importante este periodo para la creación de una estructura más o menos igualitaria para la sociedad.”
Luego de la Segunda Guerra Mundial, en la que México también participó y tuvo el mayor acercamiento con Estados Unidos, vino un periodo de represión en contra de todos los enemigos del Estado.
“Por pensar y asumirse como comunista o socialista, en automático se convertían en enemigos del Estado y susceptibles de detención o desaparición.”
Con relación a la violencia criminal, aseguró que es complicado separar el desplazamiento de millones de personas que emigraron del campo a las ciudades, en busca de trabajo y de una mejor calidad de vida, para formar las colonias y los barrios periféricos.
Como antecedente, señaló que bajo el argumento de combatir la corrupción y adelgazar el gasto público, entre 1992 y 1993 el gobierno desapareció todas las empresas paraestatales construidas durante el periodo del Estado benefactor.
El problema es que no se construyó una figura que las supliera, pues al desaparecer las empresas paraestatales se privatizaron también los ejidos.
“Los campesinos que eran favorecidos con los apoyos y subsidios del Estado se quedaron sin nada, ustedes saben que en todos los países del mundo, los estados forzosamente tienen que financiar y subsidiarlos, de lo contrario no pueden producir.”
Por tanto, el narcotráfico llegó a ocupar ese vacío, situación que no era nueva, pero se mantenía alejada de la realidad social.
“Fue su oportunidad para convertirse en empresarios, y los campesinos se vieron obligados a arrendar o vender sus tierras y convertirse en asalariados y trabajadores agrícolas.”
Es así que ese fenómeno que se presentó en zonas marginales, se extendió por todo el país, y los narcotraficantes empezaron a expandirse por todo México.
“Esto de alguna manera dificulta el control y sometimiento, hay una coexistencia entre la población civil y el narcotráfico, la línea que los separa es muy delgada, ahí radica el problema.”
El investigador también mencionó la guerra contra el narcotráfico iniciada en 2006, como un evento que incrementó la violencia, más hacia los integrantes de las colonias populares.
“De nada van servir los planes antinarco para combatir a la delincuencia, si la población civil no se organiza. Las colonias que ustedes van a visitar son ejemplos del trabajo que han hecho las propias comunidades para sobrevivir, son ejemplos promovidos por la misma sociedad civil y no por el Estado”, comentó Ortiz Escamilla.