José Luis Rodríguez Badillo
A cincuenta y seis años de la explosión de 1966
El domingo 14 de agosto se recuerda como un día de pavor y terror social en Poza Rica, era un día caluroso, el sol caía con sus rayos incandescentes a plomo sobre la ciudad, aunque era el fin de la canícula parecía lo contrario, se estima que todos se dedicaban a sus tareas propias de un día de asueto, en los campos deportivos se desarrollaban los juegos programados, el mercado en ebullición por la gente y a unos minutos de cerrar, los cines presentaban sus relumbrantes carteleras, en el monumental cine Hidalgo se corría la cinta de “Sodoma y Gomorra”, la alberca del Casino Obrero petrolero estaba pletórica de niños, muchos se inhibieron de salir por el fuerte calor y preferían estar en casa, en la televisión se transmitía el juego de futbol entre Los Pumas de la UNAM y Los Potros del Atlante, con ventaja para el Atlante, el partido estaba por finalizar.
Cuando estimadamente era la una de la tarde con cuarenta minutos, se escucho un estruendo seco fuerte que desconcertó a cualquier persona, muchísima gente salió al patio y aparentemente no se veía nada, pero unos segundos después, una inmensa columna de humo negro se levantaba descomunalmente y en seguida el silbato de Petróleos Mexicanos inició a sonar desaforadamente, el ruido que transmitía se entendió como una alarma urgente, las sirenas de las ambulancias y los bomberos acrecentaban el temor, el desconcierto se enseñoreó y la gente salió despavorida sin saber a dónde ir ni estar seguro de lo que había sucedido.
De Pronto la estación de radio XEPR en su bondadosa acción altruista interrumpió su transmisión y empezó a informar de lo sucedido, trató de meter a la gente a la mesura, que corría sin rumbo, sólo buscaban una salida, pero todos sabían que en Poza rica existe una inmensa red de ductos y estamos viviendo sobre ellos, otra gente gritaba que se fueran a Cazones, hallá no hay instalaciones petroleras, y algunos trataban de llegar a la cúspide del Cerro del Abuelo; mientras en el lugar del siniestro el Capitán Alfonso de Lucio Ramírez Zaleta daba instrucciones a sus heroicos bomberos para controlar el fuego, los técnicos de Petróleos Mexicanos hacían lo propio, en pocas horas empezaron a llegar equipos de Contra Incendio de Cerro Azul, Naranjos, Catalina y Ciudad Madero entre otros.
Pemex dio un boletín del siniestro y precisó lo sucedido, la red de gas para el bombeo neumático había explotado a unos metros de la estación de compresión en la Refinería de Nuevos Proyectos, esto técnicamente quiere decir que el gas va a alta presión, este sistema sirve para administrar gas al yacimiento con el fin de incitar los pozos para aumentar la producción, llamada Recuperación Secundaria y, añadió, la explosión fue tan fuerte que en ese momento era incalculable el daño, también indicó que no se sabía con precisión cuantos fallecidos había; empero, después se anunció la triste perdida del operador de la estación de Compresoras, se trató del trabajador F-28618, Fortino Yáñez Zaleta, un ejemplar padre de familia y buen compañero de trabajo, llegó a Poza Rica como jugador de basquetbol.
Poco a poco volvió la calma bajo el temor de alguna replica que afortunadamente no llegó. La Opinión emitió un periódico extra por la tarde, dando pormenores de lo sucedido, confirmo el deceso de Fortino Yáñez y mostró muchas imágenes que dio fe de la catástrofe, fotografías expresivas de la magnitud del daño en lo que era uno de los orgullos de Poza Rica, Refinería de Nuevos Proyectos, que en 72 horas restablecía el bombeo a Salamanca, Ciudad Madero y Azcapotzalco, pero la venta de azufre se suspendió, se dejó de ver por muchos meses, los tráilers que salían cargados con los pedazos amorfos de color amarillo; la desgracia no llegó sola, esto trajo mucho trabajo y se renovó con equipo de vanguardia lo dañado, sin dejar de considerase como un día muy triste para esta ciudad.