En el Domingo de Resurrección, el Papa Francisco se asomó al balcón de la Logia central de la Basílica de San Pedro para impartir la bendición apostólica Urbi et Orbi, un mensaje de esperanza dirigido a la Iglesia Católica y al mundo entero. Ante una multitud de 35.000 peregrinos que abarrotaban la Plaza de San Pedro, el Pontífice, de 88 años, instó a la paz, la fraternidad y el respeto por la dignidad humana.
Un Mensaje de Esperanza en Tiempos de Convalecencia
Acompañado por su enfermero, Massimiliano Strappetti, y en silla de ruedas debido a su neumonía bilateral, el Santo Padre expresó: “¡Buena Pascua!”. Con una voz fatigada, delegó la lectura del mensaje pascual a Mons. Diego Ravelli, Maestro de Ceremonias Pontificias, mientras él continúa su recuperación, que se extenderá hasta finales de mayo.
“Que nunca falle el principio de humanidad como eje cardinal. Ante la crueldad de los conflictos, no podemos permitirnos olvidar que no se ataca a objetivos, sino a personas con alma y dignidad”, destacó el Papa.
Un Grito Contra la Violencia y la Injusticia
El Papa Francisco lamentó la “voluntad de muerte” presente en los numerosos conflictos armados que afectan al mundo, desde la violencia doméstica contra mujeres y niños hasta el desprecio hacia migrantes y marginados. En su mensaje, llamó a recuperar la esperanza y la confianza en los demás, incluso en aquellos con culturas y costumbres diferentes.
- Paz como prioridad: Instó a los líderes políticos a usar los recursos para combatir el hambre, promover el desarrollo y ayudar a los necesitados, en lugar de ceder al miedo que aísla.
- Humanidad en el centro: Subrayó que las verdaderas “armas” de la paz son las que construyen un futuro, no las que siembran muerte.
Un Recorrido por los Conflictos Mundiales
El Pontífice abordó los principales focos de crisis globales, haciendo un llamado urgente a la paz y la reconciliación:
Tierra Santa: Un Llamado al Cese al Fuego
El Papa expresó su cercanía al sufrimiento de los cristianos en Palestina e Israel, así como a los pueblos israelí y palestino. Denunció el “creciente clima de antisemitismo” y pidió un cese inmediato de las hostilidades en Gaza, la liberación de rehenes y ayuda humanitaria para quienes padecen hambre.
Ucrania: Una Súplica por la Paz Duradera
Dirigiéndose a la “martirizada Ucrania”, el Santo Padre instó a los actores implicados a trabajar por una paz justa y duradera, un mensaje recurrente en sus intervenciones públicas.
Yemen: Atención a una Crisis Humanitaria
El Papa saludó al pueblo de Yemen, afectado por una de las peores crisis humanitarias del mundo, e invitó a la comunidad internacional a buscar soluciones mediante el diálogo constructivo.
África: Consuelo para los Pueblos en Conflicto
En el continente africano, el Pontífice pidió paz y consuelo para las víctimas de agresiones en la República Democrática del Congo, Sudán, Sudán del Sur, el Sahel, el Cuerno de África y la Región de los Grandes Lagos.
Armenia y Azerbaiyán: Hacia un Acuerdo de Paz
El Santo Padre expresó su deseo de que pronto se firme un acuerdo de paz definitivo entre Armenia y Azerbaiyán, promoviendo la reconciliación en la región.
La Pascua como Símbolo de Unidad
El Papa destacó la conmemoración conjunta de la Pascua católica y ortodoxa en la Iglesia del Santo Sepulcro, pidiendo que la luz de la paz se irradie sobre Tierra Santa y el mundo entero. También oró por las comunidades cristianas de Líbano y Siria, que buscan estabilidad y participación en sus naciones.
Un Llamado a la Acción Global
El mensaje pascual del Papa Francisco no solo es un recordatorio de los valores cristianos, sino también un llamado a la acción para los líderes mundiales y la sociedad en general. Su énfasis en la paz, la humanidad y la dignidad resuena como una guía para enfrentar los desafíos del siglo XXI.
Con este mensaje, el Santo Padre reafirma su compromiso con un mundo más justo, fraterno y pacífico, invitando a todos a unirse en la construcción de un futuro basado en la esperanza y el respeto mutuo.
¿En qué consiste la bendición papal conocida como “Urbi et Orbi”?
Urbi et Orbi, traducido del latín como “a la ciudad (de Roma) y al mundo”, hace referencia a la bendición papal que se extiende a todo el mundo en diferentes ocasiones.
El Pontífice suele impartir esta bendición especial desde el balcón de la fachada central de la Basílica de San Pedro en fechas señaladas para la Iglesia Católica.
Durante estas bendiciones, el Santo Padre dirige un mensaje de paz y esperanza a los habitantes de Roma y a los fieles del mundo entero.
Fuente: Grupo Es Noticia