El volcán Popocatépetl, cuyo nombre proviene del náhuatl y significa “montaña que humea“, es uno de los volcanes más emblemáticos de México. Situado en los límites de los estados de Puebla, Morelos y el Estado de México, es la segunda montaña más alta del país, con una altitud máxima de 5,400 metros sobre el nivel del mar, solo superada por el Citlaltépetl o Pico de Orizaba, que alcanza los 5,747 metros.
A lo largo de la historia, el Popocatépetl ha mostrado actividad volcánica de manera constante. Aunque estuvo en reposo durante gran parte de la segunda mitad del siglo XX, en 1991 comenzó a incrementar su actividad y desde 1993 las fumarolas se volvieron claramente visibles a distancias de aproximadamente 50 kilómetros. Existen registros de su actividad desde la antigüedad, e incluso se registró una erupción en 1927, que fue provocada artificialmente mediante la dinamitación del cráter para extraer azufre.
La erupción más reciente y violenta del volcán ocurrió del 18 al 19 de diciembre de 2000. Posteriormente, el 25 de diciembre de 2005, se produjo una nueva explosión en el cráter, generando una columna de humo y cenizas de 3 kilómetros de altura, junto con la expulsión de lava.
Debido a que la lava puede salir por fisuras en las laderas del volcán y no solo por el cráter, resulta difícil predecir qué áreas se verían afectadas en caso de una erupción. Hasta la fecha, se han registrado 18 erupciones desde 1354. Tras una erupción considerable en 1927, el volcán entró en un período de reposo. Sin embargo, el 21 de diciembre de 1994, después de varios años de inactividad, tuvo una explosión que liberó gas y cenizas transportadas por los vientos dominantes a más de 25 km de distancia.
En la actualidad, la actividad del Popocatépetl es moderada pero constante, con emisión de fumarolas compuestas por gases y vapor de agua, así como expulsiones ocasionales de ceniza y material volcánico. En diciembre de 2000 se produjo la última erupción violenta, lo que llevó a la evacuación de miles de personas en las áreas cercanas al volcán, siguiendo las predicciones de los científicos.
¿Por qué le dicen Don Goyo?
El volcán Popocatépetl también es conocido como Don Goyo, y este nombre tiene su origen en una leyenda transmitida por los habitantes de Santiago Xalitzintla, un pueblo cercano al volcán, en el estado de Puebla. Según los relatos, un hombre llamado Antonio se encontró con un personaje llamado Gregorio Chino Popocatépetl mientras caminaba por las faldas del volcán. Gregorio le advirtió que se le aparecería cada vez que hubiera una erupción o para indicar que solo se trataba de fumarolas y que no habría peligro.
Desde ese encuentro, Antonio se convirtió en el primer “tempero” y dio origen a una línea de sucesión. Los miembros de su familia se convirtieron en los encargados de comunicarse con Don Goyo y de informar a la población sobre la actividad del volcán.
Como resultado de esta creencia, cada 12 de marzo, los habitantes de la zona llevan ofrendas de flores, comida, oraciones y música para celebrar el cumpleaños de Don Goyo. Estas ofrendas son colocadas lo más cerca posible del cráter, con el objetivo de mantener al volcán contento. Este evento congrega a un gran número de personas que se unen para mostrar su respeto y veneración hacia Don Goyo y su poderoso volcán.
El vínculo entre la comunidad y el volcán es muy profundo. La figura de Don Goyo se ha convertido en un símbolo de respeto y temor, pero también de protección. Los habitantes de las localidades cercanas al volcán reconocen la importancia de estar alerta y preparados para cualquier cambio en su actividad. Las autoridades y científicos monitorean constantemente el volcán, utilizando tecnología avanzada para detectar cualquier indicio de aumento en la actividad volcánica y así tomar las medidas necesarias para proteger a la población.
El Popocatépetl, con su majestuosidad imponente y su historia llena de erupciones y leyendas, sigue siendo un recordatorio constante de la poderosa fuerza de la naturaleza y la fragilidad de la vida humana. A través de los siglos, ha dejado su huella en la memoria y en la cultura de México, inspirando respeto, admiración y cautela hacia la tierra en la que se alza, y consolidando su lugar como uno de los volcanes más emblemáticos del pais.
Fuente: Agencias