El presidente Andrés Manuel López Obrador prometió que combatiría la pobreza y ayudaría a este sector de la población.
Para ello, ha despilfarrado el dinero de los mexicanos en sus programas clientelares cuyo único propósito es comprar conciencias y votos.
Sin embargo, esta promesa resultó ser una mentira más del mandatario tabasqueño.
Prueba de ello están los datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), los cuales revelan que el porcentaje de personas en situación de pobreza creció entre 2018 y 2020, al pasar de 41.9% a 43.9%
Asimismo, la carencia por acceso a los servicios de salud aumentó en el mismo lapso, al registrar a 16.2% de la población en 2018 con esa falta y 28.2% en 2020.
Mientras que el rezago educativo también creció de 19% en 2018 a 19.2% en 2020.
Por último, la población en situación de pobreza extrema fue la que aumentó en mayor medida, al pasar de 7% (8.7 millones de personas) en 2018 a 8.5% (10.8 millones de personas) en 2020.
Este tema lo aborda Jaime Rodríguez en su columna “La pobreza en tiempos de cuarta” en donde denunció que en el gobierno de AMLO hay una tendencia a incrementar el número de personas en pobreza y pobreza extrema.
“Hay que señalar que la falta de apoyos extraordinarios de parte del Estado para proteger empleos y alimentación, buscar alternativas de protección para evitar el escalamiento de la violencia doméstica, entre otras acciones, empeoraron la situación”, señaló.
Además, también criticó los programas sociales de la 4T al indicar que son opacos y no hay certeza ni transparencia en su aplicación y eficiencia.
“Desde hace décadas, la fuga de recursos de los programas sociales para actividades políticas y electorales ha sido un problema. Estas desviaciones son corrupción ni más ni menos”, escribió.
Y añadió : “No hay padrones confiables ni reglas de operación en varios programas. Se ha constatado que hay desviaciones y/o aplicaciones ineficientes en programas como Jóvenes construyendo el futuro y Sembrando vida. Al presidente no le gusta ningún tipo de supervisión o control”.
A continuación puede consultar el texto completo.
Por último, no hay que olvidar que López Obrador confesó que ayudar a los pobres era una estrategia política; ya que al brindar apoyo a este sector “se va a la segura”.
Esto justifica su odio contra la educación, el conocimiento y la cultura.
Por está razón se encarga de no generar competencia, de espantar las inversiones para que no haya empleos y de llevar a México a la ruina: para tener un país lleno de ignorantes y pobres a quienes puede manipular con sus programas sociales clientelares.
Con información de Animal Político, Expansión Política y El Economista