Xalapa, Ver.- El proyecto “Corredor arrecifal del suroeste del Golfo de México: caracterización espacio temporal y establecimiento de procesos históricos evolutivos” será beneficiado con recursos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), al ser parte de los elegidos en la Convocatoria Ciencia de Frontera 2019 en modalidad grupal.
Leonardo Ortiz Lozano, académico e investigador del Instituto de Ciencias Marinas y Pesquerías (Icimap) de la Universidad Veracruzana (UV), detalló los alcances y posibilidades que generará este apoyo a una labor que vienen desarrollando desde hace más de siete años.
“En el Icimap desarrollamos una línea de investigación enfocada a generar estrategias para el manejo de recursos en zonas costeras y hace siete años planteamos la presencia de un corredor ecológico que se ubica en la plataforma continental frente al estado de Veracruz, entre Tamiahua y Coatzacoalcos, y que abarca una franja de arrecifes que denominamos como el corredor arrecifal del suroeste del Golfo de México.”
Esta propuesta emanó del trabajo conjunto de los cuerpos académicos (CA) Análisis y Síntesis de Zonas Costeras, de la región Veracruz, y Ecosistemas Costeros, de la región Poza Rica-Tuxpan, en conjunto con el Instituto Tecnológico Nacional de México, campus Boca del Río (ITBoca).
Como parte de estas investigaciones, la UV y el Instituto Tecnológico Nacional han realizado exploraciones a lo largo de la plataforma continental de Veracruz para ubicar ecosistemas arrecifales que no estuvieran descritos para la ciencia, lo que ha permitido ampliar hasta en 33 estructuras arrecifales la lista de arrecifes conocidos en esta franja.
Esto ha reforzado la hipótesis de conectividad ecológica que existe entre los arrecifes, la cual se asocia con la biodiversidad en la zona, y se han hecho aproximaciones desde diferentes perspectivas para confirmar el entrecruce entre los 105 arrecifes que abarcan 550 kilómetros de la línea de costa.
La investigación ha contado con la colaboración de Ana Lilia Gutiérrez Velázquez, del ITBoca, y ha permitido la generación de tesistas de licenciatura, maestría y doctorado de ambas instituciones.
Sin embargo, agregó el académico, “faltaba analizar la conectividad de las poblaciones de corales desde el punto de vista genético y biogeográfico, por lo que participar en la convocatoria de Conacyt y obtener el financiamiento permitirá realizar los análisis, con la colaboración de Etelvina Gándara, investigadora de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).
Para ello, se tomarán muestras de tejido coralino a lo largo de los 550 kilómetros del corredor arrecifal, colectando muestras de los distintos arrecifes que lo conforman.
Igualmente, con Ana Lilia Gutiérrez se analizará la conectividad histórica de estos arrecifes proyectando los nichos ecológicos al holoceno medio, y con la participación de Alejandro Granados Barba, de la UV, se caracterizará la conectividad ecológica mediante la determinación de la biodiversidad de estos arrecifes.
Asimismo, el investigador José Aké Castillo, también de la UV, analizará el fitoplancton a lo largo del corredor, complementando el estudio con el análisis de los sedimentos y la columna de agua asociados a cargo de Luis Alfredo Ortega Clemente y Alejandro Pérez Legaspi, del Instituto Tecnológico Nacional.
La investigación es una colaboración con el ITBoca y la BUAP
Podría confirmarse un gran descubrimiento arrecifal
“Si con estas investigaciones se confirma nuestra hipótesis, podremos decir orgullosamente que en Veracruz existe la segunda barrera arrecifal más grande de América, y que este descubrimiento se ha realizado en pleno siglo XXI; la relevancia de los descubrimientos previos de este proyecto han sido noticia internacional y han abierto la colaboración con otras instancias, lo que puede significar un gran avance en el entendimiento de lo que son los sistemas arrecifales en México”, destacó Ortiz Lozano.
En el mismo sentido, subrayó la importancia que tienen estas investigaciones para la población veracruzana, al señalar que “un dato relevante radica en que la mayor parte de la pesca marina en Veracruz depende de estos arrecifes; es decir, cerca de 15 mil pescadores a lo largo de los 550 kilómetros de costa dependen de la presencia, calidad y estado de salud de este corredor arrecifal”.
Por tal razón, puntualizó que el proyecto aprobado por Conacyt tiene implicaciones científicas y tecnológicas, pero también fundamentales desde el punto de vista social, “porque una vez que se confirme la interdependencia entre todos los arrecifes, tendremos elementos para la toma de decisiones relacionadas con su uso por las comunidades pesqueras y que, a su vez, permita mantener la provisión de empleo y alimento a lo largo del tiempo”.
La inclusión del proyecto en la convocatoria facilitará, además de recursos financieros para los análisis genéticos –que son difíciles de obtener–, los lazos de colaboración con ambas instituciones corresponsables.
“Es por esto por lo que el corredor arrecifal del suroeste del Golfo de México es un tema científico de vanguardia en el cual la Universidad Veracruzana encabeza las investigaciones”, apuntó.
Del proyecto se han generado publicaciones científicas y de divulgación, aunado a la formación de alumnos de licenciatura y posgrado de la UV y de otras instituciones, estando en proceso incluso tesis en universidades del extranjero.
Ortiz Lozano detalló que, a través del Programa de Estancias de Investigación modalidad virtual de la UV, promovido por la Dirección General de Investigaciones y la Dirección General de Relaciones Internacionales, una alumna de Ingeniería Ambiental de la Universidad del Atlántico de Colombia, Camila Andrea Ramírez Astaiza, se incorporó al proyecto y ahora el investigador será su director de tesis, vinculando así a ambas instituciones.
El apoyo del Conacyt contempla tres millones de pesos que servirán para los análisis genéticos, biogeográficos y ecológicos, “pero sobre todo repercutirán en el avance del conocimiento científico, en la generación de información útil para la toma de decisiones de conservación y en el aspecto académico se incide en la formación de recursos humanos y en el fortalecer los lazos de cooperación con instituciones nacionales e internacionales”, amplió el investigador.
El proyecto fue considerado en la convocatoria de ciencia de vanguardia y es resultado de siete años de trabajo
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